Edición 2 de Agosto 30, 2.006

lunes, octubre 23, 2006

¿ES EFECTIVO EL NUEVO SISTEMA PENAL ACUSATORIO?

Artículo: Camilo Ernesto Salas Quintero
kmilo86@hotmail.com

En cumplimiento de mis labores académicas y con un ávido deseo de adquirir conocimiento el jueves 29 de agosto decidí asistir a una audiencia pública que me serviría de base para conocer a fondo el funcionamiento del nuevo Sistema Penal Acusatorio.

De esta manera y tras un viaje a través de la ciudad llegué al centro penal de la capital de nuestro país, a ‘Paloquemao’, donde se encuentra ubicados los Juzgados Penales de Conocimientos y los jueces penales de Garantías, figura establecida a través del nuevo sistema.

Al llegar a ‘Paloquemao’ me encontré con un edifico cuyo bajo perfil no permitiría a algún transeúnte desprevenido, saber que allí se encuentra un recinto de vital importancia para el desarrollo de las labores jurídicas de nuestra nación.

Ansioso y con gran incertidumbre recorrí los pasillos de aquel viejo edificio en busca de una sala de audiencias que me demostrará que el sistema penal acusatorio (Ley 906 de 2.004) realmente fue la solución a los problemas e inseguridades jurídicas que en material penal afronta nuestro país.

Tras haber recorrido dos pisos de aquel recinto, encontré por fin una lista donde se anunciaban todas las audiencias del día. Empecé a escarbar dentro de aquel enorme inventario esperando hallar un caso que llenara mis expectativas.

Después de un largo recorrido visual establecí el proceso perfecto, se trataba de un acceso carnal violento a una niña de 14 años, además de algunos agravantes que hacían prever que se presentaría un difícil debate jurídico.

Me dirigí hacia la sala de audiencias ubicada en el cuarto piso del recinto, al entrar encontré un salón pequeño, con facciones parecidas a las salas penales de las películas norteamericanas, solo que esta sala contaba con los rasgos propios y distintivos de nuestra tierra.

El salón era más bien pequeño, con una mesa principal donde se ubicaba la Juez y su secretaria, había un escritorio para el fiscal y la victima, y otro para el abogado defensor, detrás de ellos, una separación en madera con ocho sillas para el público que quisiera asistir a tan excitante espectáculo jurídico.

Al ingresar, la secretaría a través de un micrófono da una explicaciones previas al auditorio, en las cuales nos informa algunas reglas de etiqueta que debemos tener, es decir debemos mostrar respeto a la juez levantarnos del asiento cuando ella llegue, y esperar su orden para sentarnos. En efecto esto se cumple, la juez entra la sala se pone en silencio ella nos ordena sentarnos y se da lugar al inicio del juicio.

De repente empiezo a escuchar cosas inverosímiles, el fiscal no conoce bien del proceso, el defensor no llega, el acusado no desea un defensor de oficio y bajo estas circunstancias la audiencia se cancela y se reprograma para un fecha futura. Después de esto me desanimo un poco, pero decido buscar una segunda opción, tal vez en otro lugar haya un proceso atractivo que me llene de conocimiento.

Es así como continúo con mi examen, dirigiéndome a una y otra sala de audiencia en espera de un resultado que me de convicción para seguir estudiando derecho, busco un juicio que me demuestre que el saber jurídico funciona, y que el nuevo sistema implementado de verdad da soluciones rápidas y verosímiles. Pero mi esfuerzo es un fracaso, después de mucho buscar me dejo vencer, descubrí que el nuevo sistema penal acusatorio es lo mismo que todas las figuras de nuestro derecho, una copia mal hecha de otras legislaciones.

Tras esta decepción decidí hacer una reflexión acerca de este sistema y llegue a algunas conclusiones, en primer lugar podría decir que a pesar de que el esquema del sistema corresponde a una lógica muy certera, es decir, en este sistema existe un ente acusador que es el Estado a quien a través de la Fiscalia le corresponde indagar y probar la actuación delictiva de un individuo, que esta Fiscalia desde que conoce del delito tiene unos tiempos específicos para investigar, indagar, acusar y llevar a juicio al sindicado, y que durante este tiempo existe un Juez de Garantías, que vela por mantener un verdadera reciprocidad por los derechos del sospechoso, de la legalización de los actos y de velar porque se le respete el debido proceso, así como también es verdad que el juicio oral podría de alguna forma agilizar las cosas y hacer más limpio el juicio por su sistema público, también es verdad que nuestro Estado no cuenta ni con los recursos económicos ni humanos para hacer efectivo los principios que se quieren aplicar.

El problema radica en aspectos de fondo, nuestros jueces no están bien preparados además son perezosos, al igual que los fiscales, que tras la protección del Estado no realizan sus labores de una manera idónea, si no que más bien entorpecen las actividades jurisdiccionales. El nivel de competencia de nuestros funcionarios es bajo, la actividad jurisdiccional es lenta y por tanto la descongestión judicial es una utopía, imposible de cumplir.

Además faltan entes investigativos, una Policía Judicial que cuente con los medios para recolectar pruebas. En si la lista sería interminable, las falencias son notorias y el país no se encuentra preparado para tomar las riendas de este nuevo método experimental.

De lo que estoy seguro es que los juicios orales, terminarán como culminan todas las prácticas jurídicas que hemos intentado aplicar, es decir, en un proceso cada vez más lento con funcionarios no calificados y con un incoherente funcionamiento, haciendo mella de nuestra cotidiana labor, copiar las instituciones de las potencias mundiales, esperando poder participar en los procesos globales, sin embargo en realidad nos convertirnos en lo de siempre, el patio de atrás de los Estados Unidos.